El Ayuntamiento de Salamanca ha acogido la firma del acuerdo alcanzado por Unicaja, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Junta de Castilla y León y el propio Ayuntamiento para la puesta en marcha de la Casa de la Ciencia del CSIC ‘María la Brava’. Se trata de un espacio que nace con la idea de estar abierto a la ciudadanía y que busca convertirse en referente en cultura científica en Salamanca y en Castilla y León, promoviendo el acceso a la ciencia de manera accesible e innovadora.
Las cuatro instituciones han reconocido el papel clave que desempeñará la futura Casa de la Ciencia como un espacio de encuentro entre la ciudadanía y la comunidad científica, ofreciendo un lugar donde el conocimiento y la historia se darán la mano en un entorno emblemático.
Además, se plantea como un canal para fortalecer la colaboración con los distintos actores del sistema de I+D+i, fomentando sinergias y proyectos conjuntos, por ejemplo, de ciencia ciudadana. Entre sus principales objetivos se encuentra no solo aumentar la visibilidad y proyección de la investigación que realiza el CSIC en Castilla y León, sino también servir como punto de encuentro para investigadores, tecnólogos y creadores de la comunidad.
Con la firma de este convenio, las instituciones implicadas reafirman su compromiso con la investigación, la educación y el avance del conocimiento como pilares fundamentales para el desarrollo de la sociedad.
Historia, de la Casa de María la Brava
La Casa de Doña María la Brava es un emblemático edificio del siglo XV situado en el número 5 de la plaza de los Bandos, en pleno casco histórico de Salamanca y a escasos 250 metros de la Plaza Mayor que fue eclarado monumento histórico-artístico, el inmueble fue adquirido y rehabilitado en 2008 por Unicaja para su uso como espacio museístico.
El edificio, de cuatro plantas y con una superficie útil de 1.282 metros cuadrados, conserva la esencia de las casas nobiliarias de la segunda mitad del siglo XV, aunque su interior ha sido completamente remodelado. A lo largo del siglo XX, albergó un liceo escolar y las instalaciones del Colegio Farmacéutico Salmantino.
El nombre de la casa hace honor a doña María Rodríguez de Monroy, conocida como «La Brava», miembro de una influyente familia salmantina del siglo XV. Durante la Guerra de los Bandos, en el que distintas facciones luchaban por el control de la ciudad, sus hijos fueron asesinados. En busca de venganza, Doña María persiguió a los responsables, ordenó su ejecución y depositó sus cabezas en la tumba de sus hijos. Este acto marcó su leyenda y la convirtió en un personaje histórico recordado por su determinación y carácter implacable.
No fue adquirido en 2008 por Unicaja, fue adquirido por Caja Duero para la instalación de un museo de arte precolombino, proyecto paralizado por la crisis financiera y posterior desaparición de la caja de ahorros.