“Nos aportan mucho más ellos de lo que nosotros les enseñamos”. Así explica Ángeles Giménez, presidenta de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Salamanca (AMPUSASA), la experiencia que hoy ha comenzado para 15 niños y niñas saharauis y 14 familias españolas: el programa ‘Vacaciones en Paz’.
En esta consolidada iniciativa, menores procedentes de campos de refugiados del desierto del Sáhara se alejan del intenso calor, que asciende a 52 grados centígrados, para pasar un mes y medio en Salamanca. Así, se lleva a cabo un enriquecedor “intercambio cultural, de cariño y descubrimiento mutuo”.
Pasadas las 16:30 horas, las inmediaciones de la sede de Cruz Roja en Salamanca comenzaba a recibir a las 14 familias de acogida, 11 de ellas ya habituales en este programa. Allí, padres, madres, hijos, hijas y demás familiares esperaban con ilusión y brillo en la mirada a que llegara el autobús en el que viajaban la quincena de niños y niñas saharauis, entre los que se encuentra una decena de repetidores. De esta manera, banderas, carteles, sonrisas y lágrimas en los ojos protagonizaban este momento de espera, repleto de ilusión, ganas de enseñar y sobre todo de descubrir.
A los pocos minutos, ocurre el momento que todos estaban esperando: la llegada de un vehículo que, instantes más tarde, ha convertido el espacio en un lugar de reencuentros, encuentros, fuertes abrazos y, sobre todo, la sensación de “estar con su otra familia”.
“Las niñas y los niños saharauis reciben este momento con muchísimas ganas. Con ganas de verlos, de pasar tiempo en lugares que no frecuentan como las piscinas y con mucha ilusión por pasarlo bien”, explica Giménez, aclarando también que “no dejan de echar mucho de menos a sus familias biológicas”.
Por otro lado, desde España se recibe como la llegada de un miembro de la familia más: “Muchas veces, los menores españoles, se refieren a ellos como sus hermanos y hermanas”.
Entre las citadas familias de acogida, una de ellas habita en la capital Salmantina. En cambio, el resto de grupos proceden de pueblos del alfoz salmantino como Santa Marta, Monterrubio o Villares, además de municipios como Encinas, La Vellés o las Arribes del Duero. Según apunta la presidenta de AMPUSASA, para todos estos participantes españoles es una vivencia altamente gratificante: “Nosotros aprendemos muchísimo más que ellos. Descubrimos sus tradiciones, su forma de comer y, en definitiva, de su manera de vivir”.
Por otro lado, para los participantes extranjeros son momentos de “descubrir utensilios, alimentos y costumbres” que no conocían. De esta manera, arrancan unos días repletos de cariño y respeto en los que el intercambio cultural va a ser el protagonista.