¿Qué ocurriría si en un colegio de Salamanca hubiese un reino oculto que convierte a los alumnos en personajes de la antigüedad clásica? Los autores salmantinos Guillermo Mira y Javier Hernández tienen la respuesta a esta pregunta entre las páginas de su saga ‘Los Historiadores’, un conjunto de tres libros cuyo primer tomo, ‘Los Historiadores: Grecia en el cole’, ya está disponible en varios puntos de venta digitales y físicos. Con esta saga, los escritores buscan una meta concreta: “Queremos enseñar Historia a niños y niñas con la ayuda de paralelismos históricos, de una manera orgánica, sin que se den cuenta de que están aprendiendo”.
Tal y como explican los autores, que colaboran por primera vez en un proyecto literario, la trama de esta primera entrega comienza con un grupo de estudiantes de Educación Primaria que descubren que su colegio tiene, en su interior, un reino oculto llamado el Reino de la Historia. Dentro de ese reino, las clases son templos, las escaleras son montañas, y cada rincón del colegio tiene un reflejo dentro de este mundo paralelo. “En ese reino, los alumnos se convierten en los llamados hoplitas, es decir, en guerreros griegos antiguos. A medida que avanza el relato, descubren que los estudiantes de la ESO representan a los persas, que están decididos a conquistar Primaria”, explica Guillermo Mira, que ya cuenta con la saga ‘Luna de Aquelarre’ a sus espaldas.

Por su parte, el segundo libro de esta saga, ‘Los Historiadores: El Jinete de Macedonia’, que seguirá la misma dinámica que su predecesor, saldrá a la luz a principios de este mes de noviembre; mientras que el último de estos tomos se centrará en Roma y se podrá leer en el año 2026. Al igual que la entrega inicial, todos sus libros estarán a la venta en la web www.loshistoriadores.com y, paulatinamente, en varias librerías de Salamanca. Según explican los autores, esta trilogía pretende “seguir un ritmo y una evolución coherente, tanto de los personajes como del universo histórico protagonista”.
El punto de partida de un largo camino
Este proyecto, tal y como reconocen los creadores, está hecho a fuego lento. Hace años, Mira encontró la forma de darle forma a una idea que rondaba su cabeza desde hace tiempo: “Llevaba un tiempo pensando en una historia de guerreros con un paralelismo con la Historia antigua, pero no terminaba de encontrarle forma. En cambio, un día pensé que los protagonistas podían ser niños, y que todo debía ambientarse en un colegio de Salamanca. En ese momento, la historia cobró sentido”, explica el fundador del proyecto.
Una vez que el proyecto contaba con un borrador principal, Mira decidió proponer a Javier Hernández, su amigo desde la infancia, colaborar con él en esta aventura: “Yo siempre le había admirado como escritor. Había leído sus libros anteriores y me habían encantado, así que no me lo pensé dos veces”, explica Hernández, para el que este proyecto es su primera experiencia dentro del mundo de la escritura.
Una saga apta para todos los públicos
Los libros de esta saga tienen como público objetivo a niños y niñas de 9 a 13 años que, con la lectura de estas historias, pueden “aprender Historia sin ser conscientes de que lo están haciendo”: “Estos libros cuentan la historia de unos alumnos que combina un sinfín de paralelismos con la antigüedad clásica con nuestras propias anécdotas de infancia”, explica Guillermo Mira. Esta manera de escribir, según añade Javier Hernández, busca cumplir una función profunda: “Pretendemos que, cuando estudien Historia de manera formal, se den cuenta de que estos conocimientos los habían adquirido antes con nuestros libros. Es una forma de enseñar historia de manera divertida y natural”.
Con esta clara vocación didáctica, no cuesta imaginar que los autores aspiren a que la saga llegue a colegios e institutos: “Ya hemos empezado a colaborar con nuestro antiguo colegio, el centro que nos sirvió de inspiración. Aun así, nos encantaría llevarlo a otros colegios”, explica Mira.
A pesar de que estas novelas estén pensadas en un principio para menores, los salmantinos aseguran que “cualquier adulto puede leerlo y disfrutarlo”. Esta afirmación está basada en dos argumentos principales. Mira, por su parte, hace referencia a la “ternura y nostalgia” con la que han representado la época infantil: “Queríamos que los adultos que lo leyesen se sintiesen transportados a esa etapa más sencilla, donde los problemas grandes realmente no eran tan grandes”.
Hernández, en cambio, añade que existen guiños y detalles ocultos que solo captarán los lectores que tengan conocimientos más profundos sobre Historia: “Nuestra intención es que haya un doble nivel de lectura: el que ve un niño, con la aventura y el humor, y el que ve un adulto, con las alusiones históricas y los detalles más finos”, explica el autor.
Un largo proceso de documentación e investigación
Para lograr este nivel de profundidad, ambos coinciden en que ha sido esencial sustentar cada detalle mediante una sólida investigación. Así, los podcasts, los canales especializados en Historia Antigua y los artículos se han convertido, durante un largo periodo de tiempo, en una constante en la vida de esta pareja de amigos. En este sentido, Guillermo Mira añade que, en el caso de este primer libro, ha sido esencial contrastar la información, acudiendo a fuentes fiables, autores y divulgadores con autoridad: “Grecia es un tema difícil de documentar, porque hay menos fuentes directas y muchas veces las interpretaciones varían según el autor”, argumenta el salmantino. “Queríamos que todo lo que aparece en el libro tuviera un respaldo histórico real”, añade su compañero.
En el proceso de cumplir este propósito, las traducciones de los textos antiguos suponen un obstáculo, ya que puede haber errores de interpretación. “Hemos tenido que tener mucho cuidado con eso y comprobar cada detalle, porque un pequeño descuido podía romper la coherencia del libro”, concluye Mira.
“Escribir en Salamanca es jugar en casa”
Al estar esta trilogía ambientada en su ciudad natal, cabe indagar sobre la presencia de Salamanca dentro de esta historia. En este caso, ambos autores coinciden: “Siempre que aparece algo característico de la ciudad, es porque tiene una utilidad real en la trama”, explica Hernández, concluyendo que: “No queríamos forzar nada, sino que la ciudad se integrase naturalmente en la historia”.
En este sentido, reconocen que, aunque este primer libro ocurre casi íntegramente dentro del colegio, según avanza la trilogía Salamanca empieza a tener más presencia: “La ciudad se convierte en un personaje más”, explica Mira. Por ejemplo, cuentan que, en la segunda entrega, aparece la Casa de las Conchas “porque los personajes necesitan investigar algo y van a una biblioteca”.
Esta ciudad, desde la publicación, ‘Los Historiadores: Grecia en el cole’, le ha dado una gran acogida a este proyecto. Los autores reconocen que presentar el libro en su ciudad ha sido “como jugar en casa”, y destacan el cariño del público en cada firma y encuentro con lectores. Librerías como Santos Ochoa se han convertido en puntos clave de apoyo al proyecto, que continúa expandiéndose poco a poco. “Salamanca es nuestra casa y nuestro punto de partida”, afirman Mira y Hernández, agradecidos por la respuesta local que, según reconocen, les motiva mucho a seguir adelante con el proyecto: “Ojalá podamos llevar la historia más allá”.
“Trabajar en equipo descubre caminos narrativos totalmente nuevos”
Otro de los puntos a favor de este proceso, según reconocen, ha sido escribir a cuatro manos: “Es cierto que lleva más tiempo, pero el resultado es mucho mejor. Mira, por su parte, reconoce que tener a Hernández como compañero ha sido muy enriquecedor: “Ha aportado entusiasmo, rigor y una fuerza tremenda. Ha sido como tener a otro timonel remando conmigo”, agradece el salmantino. Hernández, por su parte, describe a su compañero como un líder que nunca falla: “Yo me siento muy tranquilo trabajando con Guille porque sé que, si un día hay que continuar, él continúa el primero. Eso da mucha seguridad”.
Aunque hubo momentos de cansancio, ambos coinciden en que la colaboración fortaleció tanto la obra como su amistad: “Trabajar juntos nos permitió descubrir caminos narrativos que solos no habríamos visto”, reconocen. Más allá del esfuerzo, aseguran que el proyecto ha sido una experiencia única, llena de aprendizaje, humor y complicidad.