El día grande de las Fiestas de Santa Marta ha tenido nombre propio. Julio Parrilla, quien fuera párroco del municipio durante diez años (de 1984 a 1994) ha sido el encargado de inaugurar la jornada de fiesta local como pregonero.
Un pregón en el que Parrilla ha hecho memoria y ha recordado la década que pasó en el municipio como párroco, una época de expansión y crecimiento, donde llegó tras su elección por parte del entonces obispo de Salamanca Mauro Rubio, «que tuvo la visión de que Santa Marta debía tener un párroco propio, por la transformación que se realizaba día a día».
Un periodo de cambio y evolución «aunque los más jóvenes conocen la Santa Marta del arte, de la cultura, de los murales, de la Isla del Soto, pero no siempre fue así», como ha señalado el alcalde, David Mingo, en la presentación del pregonero. Mingo ha querido recordar la importancia de «mantener vivo el recuerdo de lo que se ha hecho en nuestro municipio. La memoria es endeble y grandes personas y grandes logros suelen caer en el olvido, sobre todo de los mas jóvenes. No queremos que así sea, y por este motivo, el pregón que realizamos cada año durante nuestras fiestas, sirve para reconocer la valía y la importancia de grandes personas que han dejado su sello en nuestro municipio y que son una pieza fundamental de lo que hoy somos y hoy es Santa Marta».
Parrilla ha expresado el «honor» que ha supuesto para él ser pregonero «del pueblo en el que aprendí a ser cura y de la mano de muchos amigos comprendí que la iglesia tiene que caminar de la mano del pueblo». «Volver a Santa Marta es volver al pueblo en el que no solo fui párroco durante diez años, sino a la que para mí es mi patria chica».
Un tiempo en el que, Parrilla ha echado la vista atrás para recordar la realidad que se encontró «cuando el obispo Mauro pidió a la Comunidad Adsis que nos hiciéramos cargo de la parroquia de Santa Marta», un periodo en el que «empezaba a llegar gente a Santa Marta y era el pueblo en el que destacaba la lucha de la gente que se afana por salir adelante a fin de mes, que en pocos años se ha vuelto irreconocible, aunque aparte del crecimiento, ese ambiente de pueblo-ciudad permanece hasta hoy», ha insistido Parrilla ante un salón de plenos repleto de público, con la actual Corporación municipal, además de alcaldes y concejales de anteriores legislaturas, además de los sones del Coro Nuevos Aires del Tormes.
Asimismo, el pregonero ha asegurado que «fue agradable y diría apasionante trabajar esos años, con la satisfacción de ver cómo el viejo pueblo crecía y adquiría una fisionomía propia. Metamorfosis de un cambio acelerado e imparable«. Crecimiento del pueblo con el que también creció la política, lo que durante esa década le llevó a conocer a cuatro alcaldes: Antonio Bueno Losada, Manuel Iglesias Medina, Lorenzo Rodríguez López y José Manuel Sánchez Hernández. «No juzgo las actuaciones de nadie, entiendo que cada uno hizo lo que supo y pudo, porque sacar adelante un pueblo emergente no es tarea fácil, ni antes ni ahora». Pero la realidad era que en aquellos tiempos Santa Marta «era bastante fragmentada socialmente y políticamente polarizada por el bipartidismo de la época».
Además, no ha dejado pasar la oportunidad de hacer alusión al escudo de la localidad, «que casi parece un escudo episcopal y pueden presumir de que tienen las llaves del cielo».
Un acto que sirvió de preámbulo a la celebración de la misa en honor a la Patrona, tras la que salió en procesión acompañada por los sones de la gaita y el tamboril de ‘El Mariquelo’ y los bailes del grupo de charras de la localidad. Un desfile que concluyó en la plaza de la Iglesia al ritmo de la música tradicional y entonando los ‘¡Viva Santa Marta!’ antes de que la imagen regresara al interior del templo.
Las celebraciones matutinas han concluido con el tradicional convite popular en el Paseo Fluvial, donde se han reunido los vecinos para disfrutar de este momento de convivencia.