Con siete años de historia como peña oficial, Trajes y Canastos se ha convertido en uno de los 60 grupos que se preparan para dar paso a las fiestas patronales de Santa Marta, cuyo chupinazo tendrá lugar este sábado 26 de julio. Esta es una de las peñas que más llaman la atención por su peculiar nombre: «Cuando íbamos a registrarnos como peña, no sabíamos qué poner y, finalmente, nos llamamos así debido a una broma interna».
El grupo, formado por unas 30 personas de entre 24 y 27 años, está unido por la amistad de toda una vida. Muchos compartieron clase desde infantil, mientras que otros se unieron en el instituto, pero todos mantienen hoy una relación cercana. Durante el año, por falta de tiempo, se ven en fechas señaladas como San Blas o Nochevieja, pero las fiestas de julio son el punto de encuentro más esperado. Allí, en el Campamento Krusty, disfrutan de su caseta desde 2022, tras dejar el local que tuvieron en 2019: «Es el lugar donde están todas las peñas, nos sentimos seguros y está muy cerca de la verbena».
En cuanto a la seña de identidad del grupo, además de «nuestro original nombre», es clara: el disfraz del pregón. Se lo toman muy en serio y muchos años han acabado en la portada de distintos medios locales por la originalidad de sus propuestas. «Es el mejor momento porque es cuando menos cansados estamos y más ganas tenemos de lucirnos», cuentan, haciendo también hincapié en «lo divertido de ver la reacción de la gente ante la originalidad de los disfraces».
En cuanto a su participación en las diferentes actividades, destacan su espíritu competitivo en el Trivial de peñas, donde mantienen una “rivalidad” con otras peñas “para ver quién por encima en la tabla”. «Eso sí, todos sabemos que la peña ‘RDJ’ hace trampas siempre», bromean entre risas.
Para Trajes y Canastos, las fiestas son un momento de pertenencia, de sentirse parte de un grupo y también del pueblo: «Estamos muy orgullosos de ser de Santa Marta», cuentan. Además, añaden que las fiestas son un momento único para reencontrarse todos, «porque durante el año nos vemos poco». Y aunque no tienen una tradición concreta, sí les gusta juntarse para cenar juntos al inicio y final de fiestas, sellando así un ciclo de amistad, alegría y muchas risas.