Fuera del ‘Campamento Krusty’ y del recinto hay peñas que destacan no solo por su presencia, sino por su historia. Es el caso de los ‘Los Hoolligans’, que lleva más de tres décadas celebrando las fiestas como el primer día: en su local con el grupo de amigos de siempre.
Amigos de toda la vida
La historia de ‘Los Hoolligans’ empieza antes incluso de que se formara la peña. «Cinco de los que estamos ahora fuimos juntos a la guardería», recuerdan. Eso demuestra que todos, prácticamente nativos de Santa Marta, crecieron juntos como un grupo de amigos. En los primeros años, formaron lo que entonces se llamaba la ‘Peña Globo’. Así, gracias a unas camisetas y un local cedido por algún vecino, empezaron a formar parte de la tradición festiva del pueblo.
Pasado el tiempo, ya en la pre adolescencia, decidieron evolucionar y cambiar de nombre. Así surgieron en 1992 los ‘Los Hoolligans’, inspirados en su pasión por el fútbol y en «la imagen de los ultras ingleses que tanto se mencionaban por entonces». El primer año como peña, se presentaron en las fiestas disfrazados de ultras, con bufandas y camisetas, y desde entonces no han parado de ir a ese momento.
En aquellos tiempos eran entre 12 y 15 personas. Con los años, la peña fue creciendo al ritmo de sus vidas. Entre los de siempre y las nuevas incorporaciones, calculan que actualmente son unos 30 miembros, incluyendo en esta cifra a sus hijos e hijas, que conforman un grupo de unas 12 personas a las que definen como «las nuevas generaciones«.
En cuanto su lugar de reunión, cuentan que durante años contaron con un local fijo, donde se reunían más allá de las fiestas. Ahora, con la vida adulta, el trabajo y las familias, han mantenido ese espacio como punto de encuentro solo para las fiestas. Allí comen, cenan, beben, se disfrazan y, sobre todo, mantienen viva la tradición. Esto puede parecer curioso debido a la dificultad que se encuentra en Santa Marta para alquilar locales para ocio. En cambio, desde ‘Los Hoolligans’ aseguran que «al ser una peña tan antigua y conocida, siempre tenemos suerte para conseguir un espacio».
Identidad de grupo y orgullo de continuidad
Tal y como explican, en Santa Marta, muchas peñas han ido desapareciendo o cambiando con el tiempo. En cambio, ‘Los Hoolligans’ siguen siendo los de siempre. «Somos de las únicas peñas de nuestra época que continúan juntándose todos los años», dicen. Esa constancia es, para ellos, motivo de «orgullo». Durante las fiestas, cuando suben al baile o se cruzan con otras peñas, siempre reciben los mismos comentarios: «Qué envidia, seguís estando todo juntos«. Por lo tanto, esta unión es, según explican, la seña de identidad que los acompaña desde hace más de 30 años.
Esto se percibe cada año con su indumentaria, que a lo largo del tiempo se ha convertido en un auténtico armario de ropa peñista: camisetas, polos, sudaderas, pañuelos, americanas y gorros son algunos de los elementos que conforman esta seña de identidad. Sus colores son blanco, amarillo y azul, y los llevan con orgullo. Aunque cada día de las fiestas pueden ir con un tono distinto, el día del chupinazo intentan elegir uno para ir todos coordinados: «Ese día nos vestimos todos de azul o amarillo. Es lo que nos ponemos para ir todos igual», explican.
Tradiciones que no fallan
El día 26, el del pregón, es uno de los más importantes para la peña. Como cada año, se reúnen para hacer una paella: «Seguramente nos juntemos los 30». Para ellos, ya es una costumbre: el desfile, el pincho, las cañas y la ronda por el pueblo a partir del mediodía.
Ese día, también convive una tradición que, aunque ya no la hacen, no descartan repetir: disfrazarse. Fueron, según cuentan, los primeros en disfrazarse como grupo en el desfile de peñas. «Nos vestimos de mayorettes e íbamos abriendo el desfile, con nuestra alegría y nuestras copitas», cuentan emocionados. Aquella vez marcó un antes y un después, y, el resto de vecinos comenzó a seguir esa costumbre hasta el día de hoy, en el que la mayoría de las peñas se disfrazan. ‘Los Hoolligans’, durante más de una década, mantuvieron esa costumbre. Tal y como recuerdan, han desfilado vestidos de abejas, de novios y novias, de tiburones… «Hemos tenido cientos de disfraces», recuerdan. Este año, aunque aún no está decidido, no descartan volver a hacerlo.
Participación en todo lo que se mueve
En relación a los eventos municipales, esta peña siempre ha estado implicada en las actividades del programa festivo. Según rememoran, han participado en el Grand Prix, en el Trivial, en el beer pong, etcétera.
Incluso llegaron a organizar un concurso propio: ‘El Traga Pizzas’, donde cada participante debía comerse una pizza familiar lo más rápido posible. «Comprábamos 50 pizzas y lo organizábamos. Ahora sería imposible por la cantidad de gente que hay», dicen. En conclusión, tal y como cuentan, «siempre hay algún Hoolligan presente en cada actividad, colaborando o participando».
Las fiestas, ayer y hoy
Para este grupo de amigos, las fiestas de Santa Marta son «lo más importante del verano«. Según ellos, estos son días para reencontrarse con quienes solo vuelven por esas fechas. Y, aunque la vida ha cambiado, siguen viviendo las fiestas con la misma ilusión. «Ahora somos padres de familia, pero hay días como el de nuestra tradicional comida que son épicos, no falla nadie».
Aunque sigan viviendo las fiestas con mucha ilusión, recuerdan con nostalgia cómo eran en los años 90: menos masificadas, con rivalidades sanas entre peñas, vaquillas por la tarde y un toro del aguardiente con más acción. «Ahora en el Toro del Aguardiente no pasa nada. Sería más divertido meter vaquillas para que la gente que esté un poco perjudicada pueda meterse y que no pase nasa. Lo hemos hablado muchas veces con el Ayuntamiento», comentan.
Eso sí, también reconocen que ha habido mejoras. El tardeo, por ejemplo, ha sido «un gran acierto«: «Ver Santa Marta a las cuatro o cinco de la tarde, con charanga y gente en la calle, es una pasada». También valoran mucho los jueves de fiesta, un día donde «estamos los de siempre» y el ambiente es más familiar, menos masificado que el sábado, cuando «viene gente de todos los pueblos».
El momento más especial del año
Si tuvieran que elegir un instante, lo tienen claro: la citada comida de la peña. «Ver a todos sentados en la mesa y hacer una foto con las nuevas generaciones, es lo que más orgullo nos da». El año pasado hicieron precisamente eso: una gran foto de grupo, donde aparecía desde el miembro más mayor hasta el más pequeño, en la que incluyeron a la quincena de niños y niñas ya presentes en la peña. Y, aunque algunos de ellos ya tienen sus propios grupos de amigos, «siempre pertenecerán a ‘Los Hoolligans'».
En estos momentos de reunión, también hay sitio para la memoria: «Durante estos años ha habido gente que nos ha dejado. En concreto, una chica de toda la vida de Santa Marta enfermó y falleció. Esa foto de grupo, además de todas las anécdotas que contamos, fue también una forma de recordarla, de sentir que sigue presente», explican con emoción.
Porque si algo caracteriza a ‘Los Hoolligans’ es que nunca se han dejado de juntar: siguen siendo los mismos que hace más de 30 años. Por ello, lo suyo no es solo una peña, es un grupo de amigos que han crecido juntos, han compartido la vida, y cada año siguen celebrando las fiestas con la misma ilusión y el mismo orgullo de siempre.