Desde las 10:00 horas de este martes, Salamanca ha abierto paso a las iniciativas sociales de la mano de las IV Jornadas Informativas de las ONGs ‘¡Vive la experiencia de hacer voluntariado!’, organizadas por el Servicio de Voluntariado y Cultura de la Universidad Pontificia de Salamanca.
De esta manera, cerca de una treintena de entidades han llenado los accesos a la Universidad tanto de la calle Compañía como de la calle Serrano con varias mesas informativas donde los estudiantes han podido acudir, hasta las 14:00 horas, a interesarse por las diversas labores realizadas por estas organizaciones.
A lo largo de la mañana, jóvenes de todas las edades se han acercado a los puestos donde cada una de las entidades, correspondientes a un gran abanico de líneas de actuación, les han atendido dispuestos a responder cualquier consulta o duda ocurrente. De esta manera, el ambiente en los accesos a la Universidad es constante, con asistentes que se detienen, preguntan y escuchan las experiencias de quienes dedican su tiempo a ayudar a los demás.
Nada más entrar por el acceso ubicado en la calle Compañía, se vislumbra el stand de Cáritas Salamanca, cuya representante explica que son una entidad, “compuesta por voluntarios casi en su totalidad”, que “siempre está abierta a la participación”. Reconocen que el número de voluntarios “va en descenso” y consideran que este encuentro “es un espacio muy bueno para poder contactar con gente joven”. Sobre el perfil que buscan, aseguran que es “muy amplio, desde los 18 hasta los 80 y muchos años”, porque “cualquiera que quiera dedicar parte de su tiempo a ayudar a los demás será bien recibido”.
Más adelante, la integrante del Club Deportivo ADAS, una de las ramas de la Asociación Asprodes, conversa con un grupo de estudiantes interesados. Según explica, esta entidad trabaja con personas con discapacidad intelectual y su objetivo es “practicar deporte inclusivo”: “Queremos que todas las personas con discapacidad intelectual puedan formar parte de la sociedad como cualquier otra persona y tengan su propio equipo”, cuenta. Esto, según explican desde la ONG, se logra creando grupos inclusivos, que a su vez se consiguen integrando en ellos personas con discapacidad y personas sin discapacidad: “Ahí es donde entran los voluntarios”.
En la Fundación Afin, ubicada en el barrio de Garrido, también trabajan con personas con discapacidad intelectual. “Nos dedicamos a la orientación laboral y al voluntariado”, explican. Los voluntarios colaboran “en tareas de economía diaria, autonomía y en los talleres que hacemos”. También cuentan con un “programa de radio” y actividades para “mejorar la memoria, la atención, la concentración y el lenguaje”.
A su vez, se encuentran las ONGs centradas en pacientes con patologías determinadas. En concreto, en el puesto de AFIBROSAL, la ‘Asociación de Fibromialgia y Síndrome de Fatiga Crónica’ de Salamanca, detallan que trabajan con personas afectadas por estas enfermedades musculo esqueléticas, que causan dolor generalizado las 24 horas del día y un cansancio crónico provocado por estas molestias: “Son enfermedades muy duras”, aseguran. La asociación, creada hace 21 años, reivindica que se trate esta patología “como cualquier otra”, ya que “no tiene tratamiento ni una prueba específica que la diagnostique”. En esta tarea, además de en las numerosas actividades que realizan con los integrantes, necesitan voluntarios para ayudar “en la atención al público”: “Lo importante es encontrar personas que sepan transmitir ánimo y tranquilidad a las personas que llegan a la organización buscando ayuda”.
En cuanto a las entidades relacionadas con enfermedades también se encuentra la Asociación Retina Salamanca, formada por 28 socios con discapacidad visual: “Algunos tenemos baja visión y algunos padecen ceguera total”, explican. Su petición es clara: “Necesitamos personas que acompañen en las actividades diarias que resultan difíciles”, como “ir al banco, hacer una gestión administrativa, acudir al médico o ir a hacer una compra”. “Algo tan cotidiano para vosotros, para nosotros a veces es una odisea”, dicen. Por último, instan a la ciudadanía a cuidarse la visión para evitar problemas futuros.
Dentro de este grupo, destaca por otro lado la Asociación de Enfermedades Raras de Castilla y León (AERSCYL), una entidad que acoge “todo tipo de enfermedades raras”. Entre sus proyectos, destacan Brillantina Balcón, con el que cuentan su cuento a niños y niñas para enseñarles “cómo interactuar con personas que son diferentes a ellos”. También desarrollan un programa de ocio para que los niños y adolescentes con enfermedades raras “puedan sentirse parte de un grupo”: “Es importante que se relacionen entre ellos y que vean que hay más personas que padecen estas enfermedades”, explican. En todas estas iniciativas, aseguran que los voluntarios juegan un papel esencial, dando posibilidad a la entidad de embarcarse en más proyectos cada vez.
Por último, no puede caer en el olvido la salud mental. En este sentido, la organización El Teléfono de la Esperanza recuerda que lleva más de 50 años en esta lucha en España y cerca 25 en Salamanca. “Cogemos el teléfono 24 horas al día, todos los días del año, incluidos los festivos”, explican. Con la compañía que aportan, su objetivo es “promover la salud emocional”, un ámbito que consideran “descuidado por la sanidad pública y privada”. Además de esta labor, la organización imparte cursos gratuitos de salud emocional, comunicación no violenta o crecimiento interior, además de formación específica para el voluntariado.
A medida que ha avanzado la mañana, las conversaciones entre estudiantes y representantes no cesan. Cada puesto refleja una realidad distinta, pero todas las asociaciones comparten una misma convicción: el voluntariado sigue siendo una de las formas más valiosas de transformar la sociedad y de crecer junto a los demás.