El objetivo de estas medidas es garantizar la seguridad vial de los vecinos de Santa Marta y Carbajosa que cruzan la carretera de Alba de Tormes (CL-510) a la altura de las urbanizaciones Valdelagua, Átyka y Aldebarán y la pantalla antirruido mejorará el descanso y la contaminación acústica que sufren los vecinos de estas zonas residenciales que viven junto a una de las vías con más tráfico de la provincia.
El alcalde de Santa Marta de Tormes, David Mingo, ha acudido a Valladolid para participar en la Consejería de Movilidad y Transformación Digital en una reunión de trabajo con el consejero, José Luis Sanz.
Un encuentro en el que el alcalde santamartino ha repasado algunos temas de interés para el municipio y ha podido confirmar que la petición realizada por el municipio para instalar una pasarela peatonal y una pantalla antirruido en la carretera de Alba de Tormes es una realidad.
Una demanda histórica de los vecinos de las urbanizaciones de Valdelagua, Átyka y Aldebarán para la que ya se ha aprobado la redacción del proyecto tras muchos años de trabajo del equipo de Gobierno, que ha logrado que se tengan en cuenta sus propuestas para reforzar la seguridad vial y reducir la contaminación acústica en una de las carreteras con más tráfico de la provincia.
“Este es un proyecto de envergadura que supone una inversión muy importante, pero que también es muy necesario, ya que su ejecución evitará la inseguridad vial a la que se enfrentan a diario los peatones que cruzan desde las urbanizaciones hacia Carbajosa o a la inversa. Han sido años de mucho trabajo que finalmente ha dado sus frutos, algo de lo que nos sentimos muy satisfechos y que queremos compartir con aquellos vecinos que llevan mucho tiempo reclamando esta solución en una carretera muy transitada, ya que es una de las puertas de entrada a Salamanca”, ha explicado David Mingo.
Tras la aprobación de la redacción del proyecto para la instalación de la pasarela peatonal y la pantalla antirruido a la altura de Valdelagua, se estima que el mismo pueda estar redactado a lo largo del verano de 2025, lo que supone el primer paso para la ejecución de un proyecto que pondrá fin así a uno de los problemas de seguridad vial más preocupantes en el entorno de las urbanizaciones, protegiendo también del ruido de los vehículos a los vecinos en estas zonas residenciales.