Arte, creatividad y afición que se convierte en una pasión necesaria se funden en el taller de escultura en piedra de Villamayor, donde los vecinos expresan su destreza y habilidad a la hora de tallar un bloque de la piedra dorada que da nombre al municipio.
Desde 1998 y de forma ininterrumpida, año tras año, el taller de escultura o talla en piedra es uno de los principales atractivos de la programación de actividades culturales y formativas que el Ayuntamiento ofrece cada curso, lo que hace que los alumnos muestren su fidelidad a esta propuesta y ya den forma a las figuras en piedra como profesionales.
Bajo las directrices del profesor, artista y vecino del municipio, David de la Mano, el taller de escultura en piedra, que desarrolla la Asociación Cultural La Pica, ha llenado las plazas ofertadas para este curso, lo que demuestra el auge de la vuelta a los orígenes de Villamayor y a la añoranza por las raíces y no perder la esencia e identidad de pueblo.
Con este objetivo, se han organizado unas jornadas de puertas abiertas para mostrar y dar a conocer lo que se hace en este taller que desde hace ya 26 años sigue impulsando y respaldando la importancia de la piedra como material plástico y divulgar este trabajo práctico que en Villamayor es lo más característico y en el ámbito artístico «todavía hay una oportunidad para la piedra de Villamayor». La siguiente jornada abierta al público será el próximo lunes 21 de octubre, de 17:00 a 21:00 horas.
Taller que pretende difundir el valor de la piedra y sus posibilidades entre los más pequeños, dar ese traspaso generacional para que la conozcan. La intención de estas jornadas, como insiste De la Mano, «es ver el proceso y los tiempos que parecen que van en contra de la vida de hoy, que parece que todo tiene que ser inmediato y esto es algo que tiene muchas virtudes pedagógicas, porque trabaja la concentración, el dibujo, todo lo artístico, lo plástico y la parte de gimnasio, de yoga, que el trabajo en sí lo tiene, y a la gente que le dé una oportunidad, le va a gustar, sobre todo a la gente joven».
En este sentido, el profesor aprovecha para reivindicar mejores instalaciones, porque reconoce que la nave en la que realizan el taller, además de quedarse pequeña y limita la incorporación de nuevos alumnos, no reúne las condiciones idóneas si se quiere seguir conservando el arte de esculpir la piedra.