La empresa adjudicataria del servicio de la gestión de agua ha realizado durante estos días las labores de limpieza programadas antes de que comiencen las lluvias. Unos trabajos en los que Aqualia ha revisado y limpiado 2.400 imbornales y colectores de saneamiento extrayendo un total de 7.000 kilos de residuos sólidos.
Una cifras que desde enero hasta la fecha suman más de 25 toneladas de residuos de las alcantarillas y colectores de saneamiento. Estos residuos se eliminan de las tuberías utilizando equipos de limpieza o camiones de saneamiento equipados con una tobera que succiona la suciedad o impulsa agua a alta presión para eliminar las obstrucciones.
El objetivo de estos trabajos es desatascar las rejillas y conducciones de agua sucia para asegurar que, cuando llueva, puedan evacuar el agua de las calles y evitar inundaciones, transportándola hasta la estación de depuración. La limpieza de las rejillas de los imbornales se realiza manualmente con vehículos de limpieza industrial. Los trabajadores de Aqualia recogen los residuos extraídos y los llevan a un vertedero. Finalmente, insertan agua a presión en el imbornal para asegurarse de que el atasco ha desaparecido.
«Es crucial no arrojar desechos como papeles, chicles, colillas, restos de obra, etc., en las rejillas de las alcantarillas, no son cubos de basura y su buen uso repercute en el bienestar de todos”» han señalado desde Aqualia.
Los responsables de Aqualia han insistido en “la regla de las 3 Ps” que debemos seguir todos en casa: al inodoro solo se puede tirar pipí, popó y papel higiénico. Cualquier otro elemento puede obstruir las tuberías de saneamiento, especialmente cuando hablamos de las toallitas húmedas. A pesar de lo que indican algunos envases, éstas no se descomponen en el agua y forman grandes marañas de fibras que, junto con los restos de jabón, se solidifican y hacen tapón en las tuberías.