La Universidad Pontificia de Salamanca, Santiago García-Jalón, ha presidido la apertura del curso académico destacando la importancia de los maestros y su contribución a la formación y madurez de sus alumnos. «Muchos de quienes aquí nos encontramos hemos ofrecido nuestra vida a la enseñanza. Somos por ello testigos privilegiados de ese inspirado vuelo de numerosos corazones juveniles. Es de ley prestarnos a acompañar los anhelos aún adolescentes, a ampliar los horizontes todavía exiguos señalando el camino que conduce hacia la magnanimidad, a contribuir a la superación del egotismo y mostrar un mundo que es ancho y fascinante. Lo contrario, inhibirse de esta tarea, sería envilecer la nuestra y reducir a la condición de menestral el quehacer del magisterio».
García-Jalón también ha querido reconocer el trabajo y la aportación de aquellos que colaboran en la administración y la gestión de la Universidad hacia un objetivo común de la formación.
Por su parte, la secretaria General, Mirian Cortés, ha aportado en la lectura de la Memoria Académica los datos estadísticos, nombramientos, actos institucionales e información de la UPSA más destacados durante el período 2023-2024, destacando que 7.800 estudiantes cursaron sus estudios en la Upsa, algo más de la mitad estudiaron un Grado, 900 titulaciones eclesiásticas y el resto alguna de las titulaciones de máster universitario, doctorado o enseñanzas propias, distribuidos entre los Campus de Salamanca, Campus de Madrid y Centros Teológicos y de Ciencias Religiosas vinculados a la Facultad de Teología.
La lección inaugural Tolle, lege. Reflexiones teológicas sobre la lectura ha sido pronunciada por el profesor de la Facultad de Teología, Francisco García y acto académico ha contado con la asistencia del presidente de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Luis Argüello; el Gran Canciller de la Universidad, obispo de Ciudad Rodrigo y de Salamanca, Mons. José Luis Retana; el vice Gran Canciller de la Universidad y obispo de Coria-Cáceres, Mons. Jesús Pulido o el cardenal Emérito de Madrid, Mons. Antonio María Rouco.