Desde la Prehistoria hasta la edad actual a través de los momentos más relevantes que han marcado la evolución y la historia de Santa Marta de Tormes. Así es el viaje en el tiempo que han planteado los 16 alumnos y docentes de la AFE ‘Medio Natural y Promoción Turística’ en el programa de visitas teatralizadas de las Fiestas de Santa Marta. Una inciativa que busca mostrar la promoción y difusión del municipio a través de los recursos turísticos y naturales.
El viajero del tiempo comienza el recorrido en la Isla del Soto, narrando la aparición de los primeros hombres en la Prehistoria y sus costumbres vinculadas principalmente a la caza. A continuación, y a golpe de pulmón, el sonido de su flauta del tiempo, lleva a la expedición formada por 70 participantes hasta la iglesia parroquial para conocer algunos secretos de esta construcción de estilo románico contada por uno de los sacerdotes de la época.
El siguiente salto en el tiempo ha llevado al grupo, que estaba formado por personas de Salamanca, Alicante, Dublín y por supuesto Santa Marta, hasta una de las construcciones menos conocidas del municipio, el que fuera convento de la congregación Santa María de la Serna y cuyas monjas finalmente se trasladarían hasta el municipio de Alba de Tormes.
La molinera es la protagonista del siguiente salto en el tiempo para llevar al grupo hasta la aceña de Santa Marta, ubicada en la calle Nueva. Una construcción peculiar, en forma triangular para cortar la fuerza del agua y no ser arrastrada por la corriente, y lograr mover las palas de grandes dimensiones que se colocan en posición vertical.
En el siglo XVIII han ‘aterrizado’ los participantes en esta curiosa iniciativa tras el sonido de la flauta del viajero del tiempo para conocer uno de los trabajos que estaban vinculados al río Tormes, la de los areneros. Uno de ellos, ‘Blas’, ha explicado la dureza de este oficio y sus peculiaridades, así como los peligros que corrían. Unas labores que se realizaban tras las grandes crecidas, ya que depositaban grandes cantidades de arena en el lecho y en las riberas del Tormes.
La siguiente parada ha llevado a los viajeros hasta el siglo XIX y la batalla de Los Arapiles. Una contienda de la guerra de la Independencia en la que el ejército español y sus aliados derrotaron a los franceses. Un soldado escocés es el encargado de narrar, hacha en mano, la importancia de Santa Marta, ya que fue el lugar elegido por el general Wellington para cruzar el río Tormes y establecerse al sur de la ciudad de Salamanca.
Por último, el flautín del tiempo con su último sonido lleva a los viajeros hasta la actualidad, y hasta uno de los grafitis, ‘Abismo’, realizado por Rober Bece y explicado por ‘Alba’, una grafitera del siglo XXI. Alba es la encargada de contar la fuerza del municipio con este atractivo, el arte urbano y las pinturas de gran formato.