Los bordados solidarios de Madagascar llegan a Cabrerizos con ‘El Hilo y el Baobab’

Los vecinos de Cabrerizos agotaron los productos bordados por las mujeres de Mangily (Madagascar) ofrecidos por la Asociación 'El Hilo y el Baobab'.

Cultura, música y solidaridad se han fusionado en Cabrerizos para apoyar el trabajo y los bordados que realiza un grupo de mujeres de Madagascar y que les supone un sustento para sus familias, además de demostrar sus capacidades para desarrollar una actividad laboral y su compromiso con el trabajo.

En esta ocasión, el concierto solidario del XIII Solsticio Musical que anualmente organiza el Ayuntamiento de Cabrerizos con la colaboración del coro Meraki y profesores de música, han destinado su actuación con la que dan la bienvenida al verano a la Asociación ‘El Hilo y El Baobab’, que ayuda a mujeres de la aldea Mangily, al suroeste de Madagascar, a tener empleo y generar sus propios ingresos y a escolarizar a varios niños en un colegio de este pueblo.

Los vecinos de Cabrerizos, además de disfrutar de la actuación del coro al aire libre y llenar la iglesia para asistir al concierto, se han volcado con el proyecto de ‘El Hilo y el Baobab’ puesto en marcha por Sara Olleros, tras un viaje de vacaciones a Madagascar que cambió su percepción de la vida.

La reciente historia de la asociación se remonta al verano de 2018, cuando en su estancia durante mes y medio en este pueblo costero, le permitió contactar y estrechar relaciones con la población local, especialmente con un grupo de mujeres que le transmitieron su forma de vida, preocupaciones y problemas. Problemas que Sara Olleros pudo comprobar y tomar conciencia de las tres principales dificultades que sufren en esta zona: la malnutrición infantil, la bajísima escolarización y la prostitución de chicas adolescentes ante determinado de turistas que acude a estos países buscando este tipo de servicios.

En este primer año y ante esta situación, no se quedó parada y tomó la iniciativa para actuar y ayudar. De ahí surgieron dos proyectos: facilitar la escolarización de los niños de las familias con las que había entablado más amistad en una escuela privada del pueblo y la grabación de un corto documental sobre el marido de una de las mujeres que es pescador y le dejó impactada su sabiduría y conocimiento sobre el mar, que se hizo realidad en 2019. Un segundo viaje que sirvió para estrechar aún más los lazos y la amistad iniciada un año antes y mantener el contacto.

La llegada de la pandemia fue el momento decisivo para hacer algo más por estas familias ante las noticias que le transmitían de la precaria situación que estaban sufriendo, sin alimentos ni trabajo, ya que Madagascar quedó aislada y los hoteles cerrados al cancelarse el turismo, principal fuente de ingresos de estas familias. Las dificultades se agravaron con la pérdida del empleo de los maridos y al verse en esas condiciones, las mujeres fueron quienes le pidieron ayuda económica a Sara, algo que antes nunca habían aceptado.

Éste fue el detonante que alarmó a Sara Olleros en España y animó a las mujeres a forjar una idea que les permitiera obtener un sueldo realizando un trabajo. Un bordado que le habían regalado despertó esa idea y así nació el proyecto de bordados. Enseñaron a las demás para comenzar a crear empleo a través de la confección de artículos bordados a mano y tras construir una cabaña para desarrollar el trabajo, actualmente bordan bolsas, neceseres, monederos y cojines. Productos que también se venden en algunas tiendas en Salamanca, Béjar, Candelario, Albal (Valencia), San Lorenzo de El Escorial y Madrid, que colaboran y contribuyen también con esta causa. 

Con todo en marcha, nació la Asociación ‘El Hilo y el Baobab’ en 2023 que permite que las 14 mujeres que están realizando esta labor puedan recibir un sueldo de 50€ al mes por su labor, un salario establecido por ellas. La agrupación, por su parte, costea los envíos cada tres o cuatro meses y la compra de materiales allí en la zona.

La otra área en la que centra su labor la asociación tiene ya 40 niños escolarizados en la escuela del pueblo, a los que les hace seguimiento y cada tres meses la directora les envía las notas y las actividades que se hacen con el apoyo que les dan.

De ahí la importancia de las ayudas y la solidaridad para que estas personas puedan dar continuidad a este doble proyecto y que la población de esta región de Mangily al suroeste de Madagascar (África Oriental) puedan disfrutar de unas básicas condiciones de vida.

Para colaborar o hacer donaciones en info@elhiloyelbaobab.com

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