Un año más se demuestra el gusto y la afición que tienen que los vecinos de Villares por los espectáculos taurinos. Hoy de nuevo, gran entrada a pesar del calor, para disfrutar de un gran ambiente en la plaza de toros portátil, que este año ha sido más grande con capacidad para 2.000 personas. Jornada marcada por la lesión de una de las vacas que saltó al ruedo con una acusada cojera, un albero que estaba demasiado seco y duro para exprimir al máximo el juego de las vaquillas y las ganas de los mozos que han mostrado su valentía y destreza en la cara de las vacas con cortes muy ceñidos y ‘apretados’, dejándolas llegar hasta la cintura para salvar los pitones en el último momento.
El público ha jadeado esos momentos brillantes de la tarde, que se han ido encadenando con cadencia en los pasajes de mayor fuerza y ambición de las vacas, que también han estado intercalados con algún capotazo en el que se ha mostrado buenas maneras, con las manos muy bajas y logrando someter a las vacas con embestidas muy templadas.
Los asistentes, que han completado tres cuartos del aforo de la plaza, han ovacionado el juego de los animales y los momentos de mayor y tensión y mayor riesgo que han ofrecido los mozos.
La segunda tarde de vaquillas ha sido la última capea de las fiestas, que ha marcado el cierre de la edición actual para dar paso a la Orquesta Seven que pondrá el final festivo esta noche.