Los nervios iniciales han dado paso a la satisfacción y la alegría entre los 19 adjudicatarios que han sido los afortunados en el sorteo de las viviendas de protección de Doñinos.
Aunque aún queda un largo camino de trámites, revisión de condiciones y autorizaciones de la Junta de Castilla y León y de las entidades bancarias, los adjudicatarios ya tienen conseguido el primer paso y uno de los más importantes, que es contar con una vivienda para después seguir completando el proceso, que comenzó hace más de un año y que no se hará realidad hasta el verano de 2025 cuando está prevista la finalización y entrega de las viviendas.
Jóvenes y familias recién estrenadas han mostrado su felicidad, ya que las opciones para optar a una de las 19 viviendas disponibles se reducían al ser el número de solicitantes admitidos más del doble. En total, 46 vecinos formaban la lista final de solicitudes tras cumplir los requisitos de estar empadronados e inscritos como solicitantes de vivienda pública en Doñinos y, además, los jóvenes de menos de 35 años se beneficiarán de una reducción del 20% en el precio de compra. Así, los nuevos adjudicatarios deberán hacer frente al pago de 136.000 euros por la vivienda, mientras que los jóvenes menores de 35 años la podrán adquirir por 109.000 euros.
El alcalde de Doñinos, Agustín Rodríguez, junto al personal técnico de las administraciones implicadas, ha presidido los sorteos, tanto de los adjudicatarios iniciales como de la lista de reservas, de la nueva promoción de viviendas de protección pública que la Junta de Castilla y León, a través de la Sociedad Pública de Infraestructuras y Medio Ambiente (Somacyl), está construyendo en dos parcelas del municipio, ubicadas en las calles Cañada Real (6) y Canteras confluencia con Laderas (13).
Esta promoción de VPP, en la que la Junta invierte 2.108.848 euros, es posible gracias a la cesión de suelo municipal por parte del Ayuntamiento de Doñinos para impulsar la construcción de viviendas con el objetivo de asentar población y garantizar el crecimiento del municipio.
En la parcela en la que confluyen las calles Laderas y Canteras son 13 viviendas unifamiliares adosadas, en parcelas de entre 150 y 200 m2 de superficie y 2 alturas (baja y planta 1ª), con una superficie entre 84 y 90 m2 útiles de vivienda más garaje, con un jardín delantero de 11 m2 y otro trasero de aproximadamente 45 m2.
Por otro lado, las 6 en la calle Cañada Real son viviendas unifamiliares pareadas, en parcelas de entre 188 y 200 m2, con dos alturas (baja y planta 1ª) y una superficie de 89 m2 útiles de vivienda más garaje y trastero, con un jardín de aproximadamente 94 m2.
Los solicitantes han llenado el salón de plenos para asistir al sorteo y todos han dejado claro que quieren quedarse y vivir en su pueblo, por eso «desde el Ayuntamiento se deben seguir incentivando estas actuaciones para que nos quedemos aquí en el pueblo, porque si no, nos tenemos que marchar y una vez que sales y te asientas en otro sitio es difícil volver a fijar tu residencia aquí». Al finalizar, las caras de alegría dejaban claro a quiénes había sonreído la suerte. Es el caso de la pareja formada por Diego Garrote y Jessica Teixeiro, de 31 y 28 años, respectivamente, que junto a su bebé Manuel Vicente, ha sido una de las afortunadas a la que le ha tocado una de las viviendas de la calle Cañada Real, cumpliéndose así su deseo «porque está en el casco urbano y más cerca de casa de los abuelos».
Paloma Zaballos, vecina 34 años y mamá de un niña de tres meses, tampoco podía ocultar su satisfacción por ser una de las adjudicatarias de una vivienda adosada en la calle Laderas. Es la primera vez que optaba a una convocatoria de vivienda pública y asegura «estar feliz porque voy a estar cerca de mis padres y pared con pared con mi hermano y mi cuñada, que también les ha tocado». Una suerte que comparte su cuñada, Natalia Martín, de 28 años, al haberles concedido el azar la oportunidad de ser vecinos.