Ni la amenaza de mal tiempo ha podido con las ganas de los santamartinos de participar en la Fiesta de la Matanza Tradicional que el municipio ha organizado por primera vez y que está incluida dentro del circuito de la Diputación de Salamanca. Más de 700 personas se han acercado hasta la Isla del Soto para recordar las labores de una de las tradiciones con más historia en la provincia de Salamanca, la matanza.
El alcalde del municipio, David Mingo, ha sido el maestro de ceremonias para presentar a los matanceros de honor. Jesús Ángel Hernández, comerciante de Santa Marta, María Lourdes Marco, directora de la Casa Hogar Teresa de Jesús, y Ángel Losada, presidente de Asociación Española contra el Cáncer se han ‘calzado’ las tradicionales boina y mandil para disfrutar de un evento que ha despertado una gran curiosidad entre los vecinos de Santa Marta. Además, ha asistido la diputada provincial, Eva Picado, y una amplia representación de la Corporación municipal.
Fiel a la cita ha llegado el principal elemento de esta tradición, el cebón, que se ha chamuscado al fuego de la paja para ser raspado y eliminar todo el pelo de su cuerpo. A continuación, los expertos cuchillos de los matarifes han ido despiezando el cerdo y colgando las piezas de los ‘varales’ para enfriarlas y que los asistentes pudieran distinguir los lomos, los costillares, el espinazo, las paletas o los jamones del animal.
Una matanza que tiene la doble función de mantener vivas las tradiciones que se van diluyendo en los grandes municipios y formativa para que, sobre todo los más jóvenes, conozcan el origen de algo tan de Salamanca como los productos del ibérico.
Los más pequeños también han tenido su espacio y su entretenimiento participando en los talleres preparados para ellos y conociendo de cerca algunas de las labores como el embutido de carne para preparar los chorizos y salchichones.
Las carpas montadas en la Isla por el Ayuntamiento de Santa Marta han permitido que, en torno a las 500 asistentes, que han agotado los tiques, hayan podido degustar los productos de la matanza al resguardo del frío y el viento que han marcado la jornada de la matanza.