La Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) ha nombrado doctor ‘honoris causa’ en Teología al patriarca ecuménico de la Iglesia ortodoxa y arzobispo de Constantinopla Bartolomé I. El acto de investidura ha estado presidida por el Gran Canciller y obispo de Ciudad Rodrigo y Salamanca, José Luis Retana, y ha estado marcada por el compromiso del diálogo ecuménico de las iglesias cristianas y ha contado con la intervención del Rector de la Universidad, Santiago García-Jalón, y la lectura de la ‘Laudatio’ por parte del padrino y profesor Fernando Rodríguez. La ceremonia ha comenzado con la intervención de la secretaria general, Mirian Cortés, que ha leído el acta de concesión para dar comienzo a la sesión con la presencia del Doctorando.
Lectura del Laudatio
El catedrático Fernando Rodríguez ha sido el encargado de pronunciar un discurso que se ha centrado en cinco puntos de su trayectoria que justifican este reconocimiento. En primer lugar, la gestión dialogal de su misión, «por su espléndida actividad en la cooperación interortodoxa, intercristiana e interreligiosa, así como por las visitas formales a líderes católicos, veterocatólicos, ortodoxos y musulmanes. Sus esfuerzos promoviendo la libertad de culto y los derechos humanos, así como sus iniciativas a favor de la tolerancia religiosa en el mundo son universalmente reconocidos».
En segundo lugar, por la reconstrucción de las Iglesias ortodoxas, ya que «fue el principal desafío afrontado por su Santidad tras la caída de la Unión Soviética. En vez de construir muros, había que tender puentes y en 2019 presidió la creación de la autocefalia de la Iglesia de Ucrania, lo que le ha acarreado grandes sufrimientos y el rechazo del patriarcado de Moscú. Su papel como líder espiritual del cristianismo ortodoxo no ha hecho más que crecer durante su pontificado».
En tercer lugar, por el Concilio Panortodoxo en 2016 porque ha significado «una gran apología del diálogo dentro de la Ortodoxia, y con otras Iglesias cristianas, y un laudable exhorto a la comunidad internacional en pro de ‘una resolución de los conflictos armados’ en Oriente Medio».
El cuarto motivo se ha centrado en la Ecología por ser conocido como «el patriarca verde al ser un líder religioso preocupado por los problemas medioambientales. Entiende que debemos aprender a sensibilizar más nuestras comunidades cristianas, hacer que nuestro comportamiento con la naturaleza sea más respetuoso, y adquirir, en fin, un corazón compasivo”. Y, por último, por la cercanía ecuménica con la Iglesia católica debido a que “su Santidad ha sido cordial y sin fisuras con los tres papas de Roma de su patriarcado: San Juan Pablo II, con Benedicto XVI y con Francisco».
Finalmente, Rodríguez Garrapucho ha señalado que «la virtud que mejor define a nuestro ilustre Doctorando honoris causa es la paciencia. A su paciencia une su inteligencia y claros principios, cristianos y sociales de repercusión mundial».
Discurso de Gracias de S.S. Bartolomé I
Su Santidad el patriarca ecuménico de la Iglesia ortodoxa y arzobispo de Constantinopla, Bartolomé I, ha destacado en su Discurso de Gracias que «si bien nos sentimos honrados por este conmovedor reconocimiento de nuestro modesto servicio para promover las relaciones y conversaciones entre Iglesias cristianas y Comunidades interreligiosas, nos gustaría llamar su atención sobre la visión esencial y misión excepcional de la Iglesia de Constantinopla, a la que hemos tenido la suerte de servir durante más de treinta años como pastor espiritual. (…) Nuestra Iglesia ha promovido proféticamente la causa de la unidad ecuménica entre confesiones cristianas distanciadas y otras comunidades religiosas, tanto a través del vibrante movimiento ecuménico desde principios hasta mediados del siglo XX, como también a través del vital diálogo interreligioso realizado durante la última parte del siglo XX».
Por otra parte, su Santidad ha hecho referencia a la situación actual, especialmente en Ucrania y en Oriente Medio. «En un mundo destrozado por contrastes y conflictos, el intercambio de un diálogo pacífico y constructivo constituye la única manera de lograr la reconciliación y la unidad. Porque la verdad no teme al diálogo; al contrario, la verdad siempre invita y persigue el diálogo. Todos hemos visto las trágicas consecuencias de un mundo que rechaza el diálogo y refuerza la división. En los últimos meses hemos observado la destrucción de vidas humanas y la devastación del medio ambiente natural en la invasión injustificada de Rusia, y no provocada, al territorio soberano de Ucrania. Y ahora, ante nuestros propios ojos, vemos la devastadora pérdida de innumerables vidas inocentes, junto con la pérdida destructiva de estructuras e infraestructuras en Oriente Medio, donde ha estallado nuevamente un conflicto perpetuo, porque como seres humanos no estamos dispuestos a colaborar y ceder por el bien de nuestros hermanos y hermanas, así como por la protección de la creación sagrada de Dios. En el pasado, junto con nuestro querido hermano, el Papa Francisco, nos esforzamos por reunir y dialogar con los líderes de Israel y Palestina. Y hace solo unos días emitimos una firme declaración contra el uso de la violencia supuestamente para establecer la paz».