El III Congreso Nacional y I Congreso Internacional de Cantería analiza el estudio de la piedra y su futuro

El alcalde de Villamayor junto a los participantes en el congreso.

La cantería y la piedra, en concreto la arenisca dorada de Villamayor, vuelve a ser protagonista estos días con la celebración del III Congreso Nacional y I Congreso Internacional de Cantería que organiza el Ayuntamiento de Villamayor, junto con la Universidad de Salamanca y la Politécnica de Madrid en el que participan medio centenar de personas de distintos puntos de España (Salamanca, Madrid, Valencia, Sevilla y Galicia) y Portugal.

Una unión que, como ha reconocido el alcalde del municipio, Ángel Peralvo, «que Villamayor haya encontrado la relación institucional con la Universidad a través de la Facultad de Historia y de Geología y con la Universidad de Arquitectura de Madrid es de lo más relevante que ha pasado por Villamayor en mucho tiempo. Aunamos Historia, proyecto de futuro con los arquitectos y una labor de investigación en la parte histórica, que es fundamental para conocer el origen de esta fantástica piedra».

Un congreso en el que se analiza y estudia la piedra desde un punto de vista multidisciplinar, en los distintos ámbitos, desde la Arquitectura, la Historia del Arte, la Geología e incluso desde la Filología el primer año y siempre se ha intentado, como ha asegurado Eduardo Azofra (USAL), uno de los directores del congreso, que haya un apartado práctico específico en cada congreso que le aporta ese carácter diferenciador: el primer año estuvo dedicado a los arcos mixtilíneos; el segundo a las escaleras de caracol, y en esta edición a las bóvedas de arista.

A pesar del difícil momento que atraviesa la piedra, todos, expertos y representantes políticos, coinciden en que el estudio de la piedra «tiene muchísimo futuro», lo que hay que replantear es por dónde va ese futuro y los formatos de los congresos para que sean más atractivos tanto para los ponentes como para que los alumnos participen.

En este sentido, el alcalde de Villamayor ha destacado que «es verdad que la crisis ha afectado a la piedra y la irrupción de otros materiales está apartando un poco la nobleza de esta piedra, como lo demuestra que actualmente sólo hay una cantera abierta en el municipio. No tenemos un problema de escasez, pero estamos sujetos a la demanda del promotor privado y es un problema de que se prescriba el material». Por ello, ha reivindicado mayor respaldo institucional para el sector: «Las administraciones tendrían que hacer mucha más fuerza en cuanto a la utilización de nuestra arenisca, más cuando la construcción no pasa por su mejor momento. Por eso ahora es tiempo de volver a recalcar cuáles son las bondades de la propia piedra».

Los directores del congreso, Eduardo Azofra y Enrique Rabasa, además de la parte teórica que ha inaugurado esta mañana el profesor de la Universidad Politécnica de Madrid, Santiago Huerta, con su ponencia sobre ‘Geometría y estabilidad de las bóvedas de piedra’, han señalado la importancia de la parte práctica del congreso, que se desarrolla por las tardes en la antigua Escuela de Artes y Oficios de Salamanca.

En el taller práctico es donde los congresistas van a llevar a cabo la realización de una bóveda de arista utilizando herramientas antiguas, lo que supone «un reto complicado, porque hay alumnos que no están acostumbrados a utilizar ese tipo de utensilios», ha afirmado Azofra. En esta edición se trabajarán 15 sillares para elaborar la bóveda y la idea también es hacer los sillares de uno de los cuatro plementos de la bóveda, en función del tiempo.

A este respecto, Enrique Rabasa ha insistido en que «gracias a que la piedra de Villamayor es especialmente fácil de trabajar de forma manual y siguiendo los procedimientos tradicionales, facilita que en cinco días en cada congreso hayamos podido hacer una cosa diferente (arcos mixtilíneos, las escaleras de caracol y este año la bóveda de arista)». Asimismo, ha destacado la colaboración con la Escuela de Formación Continua de Artes y Oficios ‘Les Compagnons du Devoir’, cuyos alumnos han venido dos años «y se ha podido hacer una bóveda singular que se inventó a finales del siglo XVIII por un francés y muy difundida en la literatura y tratadística en el s.XIX, pero que no se había construido jamás hasta ahora, es la primera vez que se ha hecho y ha sido posible gracias a la convergencia de tres factores: la facilidad para trabajar la piedra de Villamayor, el trabajo de los Compagnons y de los medios informáticos que han facilitado resolver la dificultad geométrica que entrañaba».

Además de las ponencias, comunicaciones y el taller práctico, el congreso se completará con una visita por Salamanca para ver algunas de las bóvedas más representativas. Para ello, los participantes harán un recorrido por las Escuelas Mayores Universidad (bóvedas de los dos zaguanes de la escalera) y la sala de manuscritos de la Biblioteca de la Universidad y si es posible ver los restos de la bóveda del Cielo de Salamanca, y concluirá en la capilla del colegio Fonseca.

Los congresistas han disfrutado de la primera visita al Hábitat Minero de Villamayor, donde han podido conocer la cantera histórica de la que salieron las piedra que cubren las fachadas de edificios emblemáticos de Salamanca como las catedrales o la Plaza Mayor. Además, han podido conocer en vivo el oficio del cantero con una representación de lo que era el trabajo de extracción y talla de la piedra antiguamente.

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