A pesar del temor inicial de que el fuerte viento de la mañana pudiera poner en riesgo la elaboración de la paella, finalmente Castellanos ha podido degustar su gran paella festiva al aire libre.
Unas 3.000 raciones que los vecinos han degustado tras esperar su turno para recoger el plato de arroz, aunque muchos han aprovechado para seguir disfrutando de la fiesta en la calle y comer en el parque y al aire libre aprovechando la sombra, otros han preferido llevárselo a casa para evitar el calor de la jornada.
Niños, mayores y familias al completo han dado buena cuenta de los kilos de arroz acompañada de todos los ingredientes y complementos que lleva una buena paella.
La comida popular es la estrella de las fiestas, pero la mañana del sábado ha estado dedicada a los más pequeños que han saltado y se han deslizado por los hinchables en las piscinas. Diversión acuática que ha continuado con un refrescante baño de espuma para abrir el apetito antes de comer la paella.