Los vecinos de Villares apuran ya la última jornada de fiestas, aunque con menos fuerzas, pero manteniendo las mismas ganas de diversión hasta el último minuto de los festejos populares.
La tradición ha marcado las actividades organizadas para el último día de fiesta: el desayuno de chocolate con churros ha iniciado la jornada, que ha continuado por la mañana con la rotura de más de 700 pucheros. Los más pequeños han llenado la plaza de La Fuente preparados para dar con fuerza a las vasijas de barro y recoger sus golosinas, como siempre bajo la coordinación y colaboración del Grupo de Scout Berenguela.
El partido de fútbol y la soga-tira de solteros contra casados han dado paso a la gran cita gastronómica de las fiestas. La paella popular ha vuelto a reunir a los vecinos en torno a la mesa para degustar el menú festivo, en el que el plato de arroz se completa con sandía y helado de postre. Comida para 3.500 comensales que la mayoría ha degustado con amigos, familia y en compañía en el Edificio Multiusos y la carpa anexa y que supone el estreno del nuevo edificio como comedor de la gran comida de las fiestas.
Tras la sobremesa y una vez reposada la comida para recuperar fuerzas, el punto de reunión vecinal se ha trasladado a la plaza de toros portátil. Primero para que los más pequeños disfrutaran con los carretones en el encierro infantil, que ha hecho correr a niños y papás alrededor del ruedo; y a continuación, con los tendidos a rebosar, ha tenido lugar la capea popular con la suelta de vaquillas para los más atrevidos, que se han lanzado a la arena a demostrar sus pases y capotazos.
Humor y diversión con los que han concluido las Fiestas del Santísimo de Villares, en las que niños, jóvenes y mayores han vuelto a reunirse y a disfrutar de la compañía de los demás en un ambiente de armonía y alegría por recuperar los festejos con ganas después de tres años.