El Ayuntamiento de Santa Marta ha concedido, dentro de las Ayudas de Cooperación al Desarrollo, una subvención de 1.000 euros a la Fundación Agua de Coco para la puesta en marcha de ‘clases verdes’. Con esta iniciativa se financian estancias educativas medioambientales en Madagascar dirigidas a niños de entre 8 y 15 años, principalmente de escuelas primarias públicas.
Con estas estancias, el proyecto busca proteger los ecosistemas del suroeste de Madagascar que se han visto seriamente amenazados por el crecimiento demográfico, la necesidad de combustible fósil y la explotación irracional de los recursos del país en la búsqueda del desarrollo económico. Las ‘clases verdes’ enseñarán a los menores a proteger los ecosistemas de un país cuya economía depende de la agricultura, la pesca, la ganadería y las actividades forestales, ya que un 70% de la población se dedica a estas áreas.
“La protección del medio ambiente siempre ha sido una prioridad para este Ayuntamiento pero el respeto a la naturaleza hay que inculcarlo prácticamente desde la cuna, sobre todo en un país que tiene una posición privilegiada en lo que a biodiversidad se refiere, como es el caso de Madagascar”, recalcó la concejala de Bienestar Social, Mari Cruz Gacho.
Las estancias no se dirigen solo al alumnado, sino que también se trabaja con el profesorado y acompañantes para facilitarles herramientas que después puedan aplicar en sus clases y que los escolares continúen la formación más allá de estas ‘clases verdes’.
Esta iniciativa supone para los menores su primera experiencia de campamento de vacaciones educativo que se centra en la educación ambiental, haciendo especial hincapié en los recursos hídricos y su correcto tratamiento. Se incluyen excursiones con especialistas y un equipo de animadores que fomentan un tipo de aprendizaje lúdico y en las que se visitará la reserva de tortugas de Mangily, la zona agroforestal, el parque botánico ornitológico y las marismas, entre otras riquezas del patrimonio natural de Madagascar.
Aunque Madagascar ocupa menos de un 2% del territorio de África, es el hábitat de más de 250.000 especies de las que en torno al 70% no se encuentra en ninguna otra parte del mundo. Además, cada año se identifican más de 12.000 tipos nuevos de plantas y animales. A pesar de estos datos que demuestran la increíble riqueza natural del país, se calcula que el 90% de la cobertura vegetal original ha sido reconvertida por la mano del hombre, bien para usos agrícolas y ganaderos, para la extracción de madera y minerales o bien por los incendios provocados. Es por esto que la educación medioambiental es tan importante en Madagascar.
“Esta es una forma de frenar los atentados contra el medio natural que cada día se repiten en todos los rincones del mundo. Los niños son el futuro y la garantía que tenemos para el planeta”, remarcó la edil.
Las estancias se llevarán a cabo de jueves a domingo y permiten la formación no solo en conciencia medioambiental –que es el eje central del proyecto- sino también en temas de higiene, derechos de los niños y desarrollo sostenible.