Aldeatejada vuelve a convertirse en una villa renacentista para celebrar las ‘Vísperas Nupciales’ entre los príncipes María Manuela de Portugal y Felipe II de España

Nobles, plebeyos, aldeanos y hasta el clero no han faltado a su cita con los príncipes María Manuela de Portugal y Felipe II de España en Aldeatejada, con sus calles engalanadas con las banderolas, estandartes y escudos heráldicos como una auténtica villa renacentista, para celebrar los actos previos al matrimonio entre estos primos hermanos, que tuvo lugar en Salamanca el 15 de noviembre de 1543.

La fiesta de las ‘Vísperas Nupciales’ que la localidad ha recuperado después de dos años de parón y adaptada a los tiempos de pandemia, ya que no ha contado con el tradicional desfile, ha visto reducida la participación vecinal y de asociaciones de otras provincias y cuya representación se ha centrado en la plaza alrededor de la iglesia. Celebración en la que ha participado un centenar de vecinos ataviados con sus trajes de época confeccionados por ellos mismos, acordes con el entorno, que cada uno en su papel, ha protagonizado la llegada de los príncipes y los fastos de este acontecimiento que ha dejado a Aldeatejada inscrita en los anales de la historia.

Más de un centenar de personas ha asistido y disfrutado con la representación, a pesar de la fría mañana dominical, y niños y mayores han aplaudido el esfuerzo del municipio, además de haber conocido un poco más de la historia de España que aconteció en la localidad de Aldeatejada y prácticamente desconocido hasta hace una década cuando desde el Consistorio se impulsó su exhibición pública con la colaboración vecinal.

Tras la recepción real, previa autorización del alcalde del municipio, Enrique García, que ha ejercido como tal durante la recreación, ha tenido lugar la confesión de los príncipes y la posterior animación festiva con los bailes de la nobleza y el pueblo llano para honrar a los contrayentes antes de su partida a Salamanca para sellar su matrimonio. Hecho histórico que ha contado con la elocuencia del trovador real que ha ido dando paso a los distintos episodios que acontecieron en la localidad en el siglo XVI y que ha contado con el acompañamiento de los tamborileros.

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