Los vecinos de las calles Caseta y Santa Ana reclaman el acceso para llegar a sus viviendas limitado por el excesivo espacio que ocupan las terrazas

La ocupación de la vía pública por las terrazas de los bares continúa centrando el debate y la polémica vecinal en Villamayor, especialmente en la zona donde se concentra el mayor número de estos establecimientos de hostelería, ya que afecta a los residentes de la calles Caseta y Santa Ana, fundamentalmente, que ven limitado el acceso a sus viviendas por el exceso de espacio ocupado por las terrazas.

Los vecinos y el Grupo Socialista han reclamado en el pleno un mayor control sobre el cumplimiento de las licencias concedidas para la instalación de las terrazas e intentar buscar alternativas para mantener este servicio sin perjudicar a los vecinos de esta zona y que puedan acceder a sus viviendas. En este sentido, entienden que se apoye a un sector muy sacudido por la crisis del coronavirus, pero también hay que tener en cuenta los derechos de las familias que residen en estas vías, que al estar ocupadas por las mesas y sillas de los bares no pueden llegar a su calle para ir a sus casas y garajes.

Un problema que se podría solventar con la reapertura de calles o el cambio de sentido de algunas, que se cerraron dentro del proyecto de peatonalización del centro urbano que ha iniciado el equipo de Gobierno, y que en estos momentos en los que se ha ampliado la concesión de espacio a los bares para terrazas, supone un conflicto para los más de 500 vecinos que residen en este tramo, como denuncia uno de ellos, que acudió al pleno en representación de los propietarios de estas vías.

Ocupación máxima de 14 mesas y un total de 37,24 metros de vía pública

En este sentido, el portavoz socialista, Carlos Perelétegui, insiste en que la ordenanza y las licencias concedidas a los bares para la ocupación de la vía pública con las terrazas «recoge claramente las obligaciones que tienen que cumplir, pero la mayoría no se están ajustando a lo que recoge la normativa, ya que tienen un límite máximo de 14 mesas y 37,24 metros de espacio y de forma habitual las amplían a demanda para atender a los clientes, sacando hasta 20 y 22 mesas con sus respectivas sillas». Un hecho que denuncian «porque si se cumpliera la limitación de espacios no se tendrían que cortar la calle Caseta y la calle Santa Ana que se ha convertido casi privada, impidiendo el paso a los vecinos a sus casas y también dificulta el paso a las personas con alguna discapacidad o con cochecitos de niño».

Objetivo: recuperar espacios públicos seguros para los peatones

Por ello, piden que se estudie para dar alguna solución a los residentes y se les el acceso a sus viviendas. En este sentido, el alcalde, Ángel Peralvo, asegura que el objetivo de la peatonalización del centro urbano no es que las terrazas ocupen toda la vía pública, que es una concesión temporal por la situación que atraviesa el sector, sino «ganar movilidad en el municipio y recuperar espacios públicos seguros para los peatones», de ahí el proyecto de peatonalización del centro urbano que «son cuestiones de beneficio de cara al futuro para todos, tenemos que tender a reducir o eliminar el tráfico del centro, porque el problema es que hay más coches que casas y calles».

No obstante, Peralvo ha señalado que «estamos aquí para atender las demandas de los vecinos y si lo que quieren es que se vuelva a la situación de antes de la reordenación vial, volveremos a abrir estas calles o se prohibirá el acceso a las mismas salvo para residentes, con la señalización adecuada», lo que evitaría que aquellos que vayan a tomar algo a los bares acudan en coche hasta el mismo centro. Por ello, ha emplazado al lunes la toma de decisión para evitar los problemas y el malestar de este volumen de población que vive en estos edificios.

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