La Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León ha decidido, como medida cautelar, la suspensión temporal del uso de las dosis aún disponibles del lote número ABV5300, de la vacuna frente a la COVID-19 de la compañía AstraZeneca-Univesidad de Oxford, distribuido a mediados del mes pasado en toda la Comunidad y que ha sido relacionado con posibles efectos adversos graves en Austria y Dinamarca.
Esta decisión se toma atendiendo al principio precaución que ha de regir ante este tipo de situaciones, aunque en Castilla y León no se ha registrado ningún efecto adverso grave por la inoculación de este tipo vacunal ni de las otras vacunas autorizadas por la Agencia Europea del Medicamento (E.M.A.) y recomendadas para su uso por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios, dependiente del Ministerio de Sanidad, que tampoco tiene notificación al respecto alguna en el conjunto nacional. De hecho, la Agencia Europea del Medicamento mantiene la vacunación frente a la COVID-19 usando la desarrollada por la compañía AstraZeneca-Universidad de Oxford.
Sanidad insiste en que la medida adoptada tiene «carácter eminentemente precautorio», más aún cuando en el marco de las investigaciones preliminares que están desarrollando las autoridades reguladoras farmacéuticas europeas a través del Comité de Evaluación de Riesgos en Farmacovigilancia de la E.M.A. y de otros países de Europa, incluida España, no se advierte relación entre los episodios de pacientes afectados y el lote de las vacunas involucrado en esta situación.
La información disponible indica que el número de casos de trombosis en la población vacunada no es mayor que entre la población general, con 22 casos reportados hasta el pasado día 9 entre las tres millones de personas que han recibido la vacuna de AstraZeneca en el área económica europea. No obstante, y hasta que las investigaciones concluyan con un dictamen definitivo, la Consejería de Sanidad suspende el uso temporal de las dosis aun existentes en Castilla y León del lote anteriormente mencionado, «más por prevención que porque la evidencia actual determine causalidad».
Las vacunas son una de las principales herramientas para la prevención de enfermedades transmisibles; son eficaces y seguras para la salvaguardia no sólo de la salud individual de los ciudadanos sino también para el bienestar social y colectivo, como mecanismo clave en las políticas preventivas de salud pública, más aún en un contexto como el actual, pandémico, en el que la sociedad en su conjunto ha depositado su esperanza global en el esfuerzo científico para poder disponer de vacunas y en número suficiente para poder recuperar lo antes posible la salud de las personas y, con ella, la actividad comunitaria.